martes, 5 de enero de 2016

“El civismo como arte, como norma a seguir,
tiene que ver no con la U-topia sino con la Eu-topia:
no con imaginar un lugar imposible donde todo este bien,
sino con hacer lo máximo posible en todos y cada uno de los lugares,
y especialmente en la ciudad en que vivimos”.
Patrick Geddes
Desarrollo de la ciudad: un estudio de parques, jardines e institutos de cultura. Paris 1904


ARTEPARALAURBE
Construcción colaborativa del espacio público

Arte para la Urbe es una alianza estratégica entre empresas públicas y entes multilaterales, empresas privadas y comunidades organizadas, para la construcción colaborativa del espacio público a través de la acción artística.
                 
Vivimos en un entorno vital dentro del cual el ser humano establece un cúmulo de influencias recíprocas que actúan sobre su espacio público/privado y su mundo objetual en el más amplio sentido, es decir, los objetos tangibles e intangibles.

Como vemos, la obra de arte total o integral ha sido replicada  y enriquecida por muchos otros artistas a través del tiempo con extraordinarios resultados; sin embargo, llegados hasta aquí, apoyamos la tendencia actual de integración  y síntesis, debe darse como una simbiosis entre las prácticas artísticas de las distintas disciplinas y las prácticas proyectuales en el campo del diseño en su más amplio espectro,enriqueciendo la hibridación de experiencias multimediáticasy polisensoriales que nos permiten enfrentar los desafíos y satisfacer las demandas del ciudadano de nuestros días, protagonista principal, a fin de cuentas, del entorno vital contemporáneo.

En este orden de ideas, ARTEPARALAURBE desarrolla cuatro líneas de acción:

1. Proyectos para el espacio público
Dirigidos a ofrecer acompañamiento a instituciones del Estado, entes multilaterales, empresas públicas y privadas y comunidades organizadas, para la construcción colectiva del espacio público de la ciudad a través de la obra de arte.

2. Proyectos para el espacio privado
Dirigidos a desarrolladores inmobiliarios, arquitectos, urbanistas, diseñadores de interiores, ingenieros y constructores, a objeto de diseñar obras que se integren a centros de negocios, centros de convenciones, complejos culturales, centros turísticos, clubes, centros deportivos, hoteles, clínicas, spas, malls, residencias privadas, entre otros.

3. Hibridación de experiencias
Trabajo colaborativo con diseñadores en los campos del diseño de moda, industrial, de interiores, entre otros.

4. Obras comisionadas
Ejecución de obras por encargo de coleccionistas; así, puede seleccionarse el diseño, el formato, los colores, el tamaño, la técnica y los materiales. El artista presenta varios bocetos y el coleccionista escoge el que más se ajuste a sus requerimientos.

Inversión protegida
Las obras de arte son bienes tangibles de colección; es decir, aquellos objetos que por singularidad, aumentan paulatinamente su valor a través del tiempo.  Más allá de los motivos por los cuales alguien atesora una colección artística, la obra de arte como bien tangible de colección, constituye siempre un valor refugio frente a los vaivenes cíclicos de las crisis financieras, por tanto, es una inversión que debe ser protegida.

Normas internacionales
Por esto, acatando estrictas normas internacionales, cada obra del artista Jesús Manuel Moreno, va acompañada de un Certificado de Autenticidad y de su factura de compra. El Certificado garantiza tanto la autoría como la originalidad de la obra; la factura de compra representa la tenencia legal, que luego se sumará a la cadena de tenencia en el caso de que la obra sea vendida, traspasada, donada o heredada. Para su seguridad, ambos documentos serán imprescindibles en el caso de que la obra sea sometida a un peritaje, para comprobar su autoría, su autenticidad y su tenencia legal.

Código de seguridad
A fin de proteger la obra de falsificaciones, cada pieza tiene asignado un código encriptado de seguridad. Si usted desea constatar el código de una obra del artista Jesús Manuel Moreno, debe enviar un mensaje con la fotografía de la obra y su correspondiente código al correo:
artistajesusmoreno@gmail.com.

Garantía
El artista extiende una garantía de diez años por cada obra adquirida.

En el marco de esta propuesta el artista Jesús Manuel Moreno ha ejecutado varios proyectos en alianza exitosa con el Centro Comercial Plaza, ubicado en la ciudad de Valera, estado Trujillo, Venezuela.


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El mundo más bello
es como un montón de cascotes
dejados caer en confusión.
 Heráclito,  Fragmento 124


PROYECTO CÚMULOS
Yo acumulo. tú acumulas, ella acumula, nosotros acumulamos...
Centro Comercial Plaza, Valera, Trujillo, Venezuela, 2017

Instalación, Cúmulos, vista general, 2017



En manos del artista, cualquier material (por muy pobre que parezca); cualquier objeto elaborado (ready made) o cualquier objeto encontrado (objet trouvé), puede adquirir una nueva pátina, un nuevo ropaje; solo mediante el acto creativo y artístico, el artista descontextualiza el objeto y lo recontextualiza en otro ámbito dotándolo de un nuevo ser, de este modo el objeto deviene obra de arte, presentado como  una nueva manera de ver la realidad, como epifanía y como epojé para el observador-participante. Así como el rey Midas, quien todo lo que tocaba se convertía en oro, así también el artista, mediante un secrético acto alquímico, todo cuanto  toca puede transmutarlo en obra de arte.

En el arte como modalidad de aprehensión de lo real, el artista toma aquellos aspectos de la realidad que le atañen por su cercanía, no como una investigación formal sino como una indagación intimista, para dar cuenta plásticamente, eso sí, de las revelaciones portentosas y los misterios insondables de nuestro universo. Como artista me preocupan dos envolturas de la realidad que me asaltan por su mecanismo transmutable: 1. La multiplicidad de lo posible y la posibilidad de lo múltiple de los fenómenos; 2. El determinismo y la aleatoriedad con que son zarandeados en su interioridad tales fenómenos. Intento eso sí, afanosamente abordar plásticamente, estos dos aspectos bicéfalos sobre el mismo tema. 

Éstas preocupaciones están presentes en todo la obra que he venido realizando hasta ahora como una opción analítica del arte, esta opción analítica se refiere a la postura de un amplio y heterogéneo grupo de artistas que ha tomado partido por el análisis; es decir, que en el mismo instante que el artista realiza la obra de arte, produce una reflexión teórica sobre sus procesos mentales y procedimentales.

Jesús Manuel Moreno. De la Serie Cúmulos, amontonamiento, papel plegado. 2017

Así que he dividido la obra en dos grandes series: las Estructuras y las Metaestructuras. En las Estructuras todos los elementos de la obra se someten a una organización subyacente. En esta obras geométricas todo ocurre previsiblemente para instituir un orden guiado por el determinismo y la causalidad. Estas obras se continuarán indefinidamente en el tiempo, pues las mismas se desarrollan en más de cuarenta serie infinitas.














Jesús Manuel Moreno. De la Serie Acumulaciones, materiales mixtos envasados, 2017

En las Metaestructuras, iniciadas en el año 2016, se transgrede la estructura para instaurar un nuevo ordenamiento regido por el caos, la aleatoriedad y la casualidad. En ellas, sus elementos constitutivos pierden su centralidad, se deconstruyen, se desdoblan,  se pliegan y repliegan, arrastrados por la contingencia para finamente reagruparse en nuevos órdenes azarosos. Representa una ruptura con las obras anteriores pues ya no obedecen a un "geometrismo riguroso," sino que se ubican conceptualmente en un ámbito mucho más amplio para indagar las estructuras disipativas, es decir aquellas estructuras donde se rompe con la organización y el equilibrio y entramos a un estado inestable con relación a las perturbaciones en un punto de bifurcación. Así, un sistema o un acontecimiento pende del azar para generar una nueva organización. 





Jesús Manuel Moreno. De la Serie Cúmulos, Apilamientos, s/ t. 2017. Es un apilamiento de treinta y dos cajas que son capsulas de tiempo o retrobox. La cápsula de tiempo es una caja, generalmente de cartón en la que vamos acumulando objetos y cosas como recuerdos, con la intención de volverlos  a mirar en un futuro. Andy Warhol , a lo largo de casi 20 años mantuvo una simple caja de cartón al pie de su escritorio; en ella iba dejando caer los artículos más dispares; recortes de periódicos, notas manuscritas, fotografías, regalos, pósters, folletos de publicidad, cartas de fans, slams poéticos, invitaciones a cenas, cintas de audio, catálogos de exhibiciones, ropa,  zapatos y todo lo que de alguna manera contribuía a crear el presente y pronto sería olvidado. Nadie prestaba demasiada atención a esta caja, que aunque parecía siempre la misma, eran en realidad cientos de ellas. Warhol las precintaba y las almacenaba; en total, completó 610 cápsulas. Tiempo después, estas  cápsulas se transformaron en obras de arte y están exhibidas hoy en el Museo Andy Warhol, Pittsburgh, Pensilvania. 

Las piezas que se muestran aquí pertenecen a estas Metaestructuras. Los Cúmulos se dividen en acumulaciones (agrupamiento de muchas cosas u objetos heterogéneos, mezclados y ubicados aleatoriamente), amontonamientos (agrupamiento de cosas u objetos disgregados de una misma clase, generalmente en forma de cono) y apilamientos (conjunto de cosas u objetos puestos en serie una sobre otra).  Esta experiencias han ocupado a artistas como Armand, Tinguely, Spoerry, César, Chamberlain, plasticistas del nuevo realismo y más recientemente a Anish Kapoor, entre otros. Partiendo entonces de estas experiencias, extiendo el concepto para acumular, amontonar y apilar módulos, tanto usados como  elaborados en el taller. La heterogénea variedad de materiales en su composición, tamaño, textura y cromatismo y su disposición en la amplia variedad de receptáculos, hacen de las obra una fiesta que impacta los sentidos. La piezas de la gran Serie Cúmulos, engloban experiencias plásticas que tienen que ver con modos configurativos de cómo se organizan los materiales presentes en la obra. Podemos definir brevemente el proceso  configurativo como la serie de pasos y modos, manejados para ordenar una cierta cantidad de elementos o materiales extra artísticos, con características homogéneas o heterogéneas,  sobre un plano bidimensional, tridimensional o bitrididimensional, generando en consecuencia, una nueva configuración plástica.

Jesús Manuel Moreno. De la Serie Cúmulos, amontonamiento, s/ t, 80 cm. x 80 cm. 2017. Obras similares a esta han sido realizadas por otros artistas, pero la originalidad y particularidad de esta pieza es que se trata de un pequeño homenaje al filósofo Heráclito, por su sentencia  llena de profundidad: “El mundo más bello es como un montón de cascotes dejados caer en confusión”.  Fragmento 124. Esta sentencia se convirtió en el leitmotiv para desarrollar las ideas y el montaje de esta exposición.

En los Cúmulos, se indaga el carácter aleatorio de las estructuras disipativas; cuando los módulos planos o volumétricos, en un desorden, asumen un reordenamiento accidental, bien sea por la intervención del artista cuando son piezas realizadas en el taller o bien, cuando las piezas sean manipulables por el espectador, como pudiera ser en una instalación. Los cúmulos exploran la repetición, la anomalía, el cromatismo, como recursos retóricos; la yuxtaposición, el traslapo, el tocamiento, la dirección y el serialismo como, procedimientos configurativos. Aquí, los módulos planos o volumétricos, se circunscriben a su recéptaculo o se desparraman, desbordándose desde su contenedor, para invadir el espacio circundante o se extienden sobre el pavimento, hasta apropiarse de él.  En tales casos, la obra adquirirá siempre nuevas configuraciones, tal como en una instalación de carácter permanente o efímero. En la realidad de todos, las cosas, las palabras, los hechos, los grandes acontecimientos históricos, se congloban, se juntan se dispersan, presentando multiplicidad de opciones y caminos que se bifurcan y se entremezclan.


Entrevista con El Diario de Los Andes, Valera, Truillo, Venezuela


Susan  Sontag decía que “nunca ha habido más realidad que antes”, así que nos vemos casi obligados a convivir y cohabitar con una interminable abundancia de objetos y cosas producto de la fabricación industrial y el consumismo. Entre tanto, yo acumulo, tu acumulas, ella acumula, nosotros acumulamos y como todos finalmente acumulamos, hemos acumulado desechos plásticos (envases, juguetes, bolsas…) que una vez tirados a las calles y los basureros, son arrastrados por las lluvias y vertidos a los ríos y finalmente a los océanos; y así,  luego de largos años hemos contribuido a crear cinco gigantescas islas artificiales de desechos plásticos que ahora navegan en los océanos Pacífico. Atlántico e Índico. La primera isla apareció en 1997 frente a la costa oeste de los Estados Unidos, con una extensión de 1.400.000 km2 y la última acaba de aparecer frente a las costas de Chile y Perú con una extensión de 2.000.000 km2. (el número crece cada vez más). Toneladas de desechos plásticos flotando a la deriva destruyen en una lenta y dolorosa agonía el paisaje y la vida marina.

El artista con Berenice Vásquez,  bailarina de danza contemporánea y directora de CREADANZA.



Jesús Manuel Moreno, Valera, madrugada del 3 de diciembre de 2017

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TEXTUS,  tela para cortar
Centro Comercial Plaza, Valera, Trujillo, Venezuela, 2016



Jesús Manuel Moreno. TEXTUS, instalación (de la Serie Tensoestructras).
Textil cosido y tensado, 1800 cm. x 400 cm., 2016.

Texto, del latín textus, que significa tejido, entramado. Es el participio pasado del verbo “texo, texere” que significa tejer, tramar, entrelazar. El verbo latino texere nos dio tejer y tejido en castellano. Su participio también nos dio contexto, hipertexto y pretexto. Por tanto “texto”  como discurso o enunciado oral o escrito en una relación de semejanza es una metáfora y esta metáfora se ha convertido en nombre con sentido propio independiente de su origen; así en tejido/texto, uno ha quedado para referirse  al entrelazado de filamentos y el otro al entrelazado de palabras.

Un tejido es el resultado de la acción de urdir o entrelazar un hilo o filamento de lana u otra fibra para construir una estructura, un  tapiz, por ejemplo. De manera semejante urdir o entrelazar sonidos constituye “palabras” y urdir o entrelazar palabras en conjuntos coherentes constituye estructuras de significación. En ambos casos se trata de un proceso de  “construcción” a partir de determinados elementos. Uno y otro, el artífice del tapiz, y el autor del texto, para llevar a buen término su entramado de vueltas y su entramado de frases y párrafos respectivamente, han de seguir y desarrollar el esquema previo.



TEXTUS se construye a partir de tres retazos de tela, unidos y cosidos por sus extremos para formar un gran retazo siguiendo la gradación como recurso configurativo. Eretazo de dieciocho metros de longitud se tensa tomando en cuenta su entramado textil, para ser instalado en un espacio público, mutando así en entramado retórico en virtud de un proceso de metaforización. Así, entramado textil y entramado retórico (la repetición) implantan un nuevo entramado de hilos invisibles; la tela, aunque no renuncia a su antiguo entramado textil, mantiene ahora vínculos ocultos con su nuevo entramado. Pero desde el momento en que también se escribe este texto como una reflexión crítica, se suma otro nuevo entramado, el entramado textual, estableciendo también vínculos ocultos con el entramado textil y el entramado retórico, fundando así el signo artístico. Aquí se instaura un primer nivel de complejidad, y todo con la participación del artista para entretejer una primeridad.  En el signo artístico queda encriptada la realidad con multiplicidad de significados potenciales; siguiendo al físico David Bhomm, autor del libro “El orden implicado”, digamos que el signo artístico con su multiplicidad de significados potenciales, es un “orden plegado implícito” que existe en estado no manifiesto y que constituye la base sobre la cual descansa toda realidad, pues el arte es una modalidad de expresión de lo real.

Luego, entramado textil, entramado retórico y entramado textual instauran un segundo nivel de complejidad, y todo con la participación del espectador para entretejer una posteridad. Ahora la realidad encriptada como “un orden plegado implícito”, se despliega ante el espectador como “el orden desplegado explícito”, donde las propiedades de los objetos, que se encontraban ocultas y entrelazadas, se manifiestan ahora a través de doblamientos y desdoblamientos.


En la experiencia artística,  la obra de arte es el punto de partida para el artista y el punto de llegada para el espectador; el artista quien ejecuta la obra, sufre esta experiencia como primeridad, pero el espectador sufre la misma experiencia como posteridad. La obra queda así a medio camino entre el artista y el espectador, vinculada por hilos invisibles con su juego de ecos, resonancias y espejos, donde las pluralidades se replican ad infinitum en la ipseidad y la otredad para cimentar la alteridad, «Siempre fuiste mi espejo. Quiero decir que para verme tenía que mirarte», cantaba Julio Cortázar en su poema “Bolero”.



El signo artístico no existe separado del observador, mejor debiéramos decir observador–participante, evocando las palabras del físico colega de Einstein, John Wheeler citadas por Gregg Braden en su libro “La Matriz Divina”; Wheeler denunciaba que antes el hombre observaba el universo desde afuera, separado como por un vidrio templado de quince centímetros, pero "Ahora hemos aprendido del mundo cuántico que incluso para observar un objeto tan minúsculo como un electrón, debemos destrozar ese vidrio templado: tenemos que ponernos en contacto con el otro lado... Entonces, el antiguo término de observador debe ser sencillamente tachado de los libros, y debemos añadir la nueva palabra: participante." Y como sea que la ciencia cuántica con sus revolucionarios descubrimientos ha terminado de resquebrar para siempre las bases del edificio reduccionista construido por Descartes, Newton y Darwin y Freud, entre otros,  asignándole ahora preeminencia al observador en la construcción de la realidad; por tal, hoy más que nunca, el espectáculo de la obra de arte no tiene razón de ser sin la presencia activa de este espectador-participante, de modo que artista, obra y espectador se funden en una unidad indivisible para participar del juego plegamiento-desplegamiento del signo artístico.


A manera del conclusión, hacemos nuestra la palpitante afirmación de Gregg Braden: “Somos los artistas y somos la obra de arte. Por muy absurda que esta idea pueda parecerle a muchas personas, es precisamente el punto crucial de las mayores controversias entre algunas de las mentes más brillantes de la historia reciente”.

Como lo sospechamos desde un principio, en TEXTUS, hay mucha tela para cortar…

Jesús Moreno, Valera, madrugada del 17 de noviembre de 2016